Yolanda Vaccaro: La nueva España emigrante
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La nueva España emigrante
Por: Yolanda Vaccaro Corresponsal
Domingo 24 de Abril del 2011
Tras una década recibiendo inmigrantes a raudales, España pasa a ser un país de emigrantes. Las cifras no son desbordantes, pero dan fe de que la crisis económica y el desempleo, que afecta al 20,5% de la población, empujan a los españoles a buscarse la vida en destinos más prometedores.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 14.108 españoles emigraron durante los primeros tres meses del 2011. En el mismo período del 2010, 10.817 españoles se marcharon a otros países. Los datos del Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjeros (CERA) son más reveladores; indican que entre marzo del 2008 y marzo del 2011, 110.931 personas con nacionalidad española se instalaron en el extranjero. Actualmente, 1,4 millones de españoles viven en el extranjero frente a 1,2 millones de marzo del 2008. Obviamente, siempre ha habido emigración, pero la evidencia indica que la crisis ha motivado que una población tradicionalmente reacia a emigrar haya decidido que no queda otro camino. Y todo indica que la situación se agudizará.
‘Mileurista’ es un término muy popular en España. Porque ‘mileurista’ es el promedio de los españoles. Significa que se gana un salario mensual de 1.000 euros. Un monto muy escaso para vivir en Madrid o Barcelona donde, por ejemplo, alquilar un departamento de 60 metros cuadrados no baja de 1.000 euros. Y eso que hablamos del promedio, ya que muchísimos no llegan a esa cifra y ni tan siquiera a la del salario mínimo, fijado en 641 euros.
‘Mileuristas’ son sobre todo los menores de 35 años. También este colectivo –junto al de los inmigrantes– es el más afectado por el desempleo, con una tasa de desocupación juvenil de 43,5%, según Eurostat. Hablamos de personas que en su mayoría cuentan con estudios superiores y, en muchos casos, de licenciados universitarios que no encuentran trabajo en sus ámbitos profesionales. Periodistas, economistas, abogados o psicólogos trabajan como teleoperadores o administrativos, cuando tienen la suerte de encontrar un puesto. Los menos calificados la tienen más difícil. Por eso, y precisamente por su formación, no es extraño que sean justamente los jóvenes los que encabezan las listas de la emigración.
El diario británico “The Guardian” publicó un artículo sobre la emigración española en el cual indican que, a diferencia de lo ocurrido en los años 60, cuando los españoles que emigraban eran principalmente trabajadores manuales, los españoles que emigran actualmente son, sobre todo, licenciados universitarios para quienes la titulación universitaria ya no es útil en el paralizado mercado laboral de España. Reino Unido es uno de los destinos preferidos, por ejemplo, por médicos y enfermeras españoles que, o no hallan trabajo en España, o deciden que los sueldos aquí son demasiado exiguos para la formación que poseen.
El periódico gallego “Xornal de Galicia” entrevistó a españoles que habían emigrado o estaban pensando hacerlo. Los entrevistados fueron personas menores de 25 años con escasas expectativas sobre el mercado laboral nacional. Uno de ellos fue Carlos García, de 30 años. Lleva tres años en Alemania donde, cuenta, le hicieron rápidamente contrato indefinido a pesar de no contar con experiencia. Todos los entrevistados coincidieron en señalar que encontrar trabajo en países como Reino Unido, Alemania o Francia es mucho más fácil que en España, incluso sin conocer bien el idioma del país de destino.
Panorama sombrío
Claudia Manzano se licenció de economista hace cuatro años en la Universidad Autónoma de Madrid. Desde entonces ha trabajado en una cafetería sirviendo mesas, como teleoperadora y como vendedora en el departamento de ropa de mujeres de un centro comercial. En este último puesto no pasó el período de prueba porque no vendía casi nada, y no porque ella no se esforzara, sino porque con la crisis se compra y se vende menos. Con el panorama laboral español ya ni siquiera se plantea buscar trabajo aquí. Lo tiene claro: “Me voy a Londres. Trabajaré en una hamburguesería del centro y así al menos perfeccionaré mi inglés para luego empezar a buscar trabajo allá en mi campo. España no da para más”.