Yolanda Vaccaro: 35 años de República Saharahui. El Sáhara Occidental y la ola de revueltas en el mundo árabe

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Sáhara Occidental. Aniversario del exilio

Por: Yolanda Vaccaro Corresponsal en Madrid
Domingo 6 de Marzo del 2011
Una descolonización realizada de improviso por España y el expansionismo de Marruecos son el punto de partida del conflicto del Sahara Occidental. Abandonado por España en 1975, cuando Francisco Franco agonizaba, Marruecos no tardó en tomar posesión de las tres cuartas partes del territorio con la llamada Marcha Verde. El 27 de febrero de 1976, el Frente Polisario, FP (Frente Popular de Liberación de Sakia El Hamra y de Río de Oro), la facción que desde 1973 reclamaba la independencia del Sahara Occidental, proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el exilio. Para entonces, Marruecos ya se había instalado en la mayor parte del territorio, mientras que Mauritania se había adjudicado un trozo de la zona. En 1979, Mauritania firmó la paz con el FP, pero Marruecos se mantiene firme casi cuatro décadas después de la Marcha Verde.

Las cartas estaban echadas para una partida que hasta hoy mantiene enfrentados a Marruecos y el Frente Polisario, a pesar del alto el fuego firmado por ambas partes en 1991. Una partida que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mantiene en el congelador tras haber previsto para 1992 un referéndum de autodeterminación aún pendiente.

ENFRENTAMIENTOS
Hace pocos días los saharauis del FP celebraron los 35 años de su independencia. Una independencia que apenas aglutina a la cuarta parte del territorio del Sahara Occidental y que no es reconocida por la ONU.

El FP tiene su sede en Tinduf, Argelia, y controla un territorio en el que viven en campamentos unas 160.000 personas. El resto del Sahara, las provincias de Boujdour (Bojador), Laâyoune (El Aaiún), Es-Smara (Smara) y Oued Eddahab (Río de Oro), permanecen bajo control marroquí.

La celebración independentista, evidentemente, fue un acto simbólico pero que sirvió sobre todo para reivindicar nuevamente que Marruecos abandone la zona. Según el diario español “El Mundo”, en diversas zonas del Sahara Occidental se registraron graves y duros enfrentamientos entre saharauis independentistas y la población civil marroquí, el fin de semana pasado. Como era previsible, la agencia oficial marroquí Maghreb Arabe Presse (MAP) señaló como responsables de los disturbios a los que califica como “elementos separatistas del Polisario”, mientras que organizaciones como la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones de los Derechos Humanos (ASVDH) culparon de los actos violentos a “marroquíes alentados por las fuerzas del orden”. La MAP incluso indicó que un civil marroquí falleció atropellado intencionalmente por saharauis independentistas y aseguró que 17 personas resultaron heridas. Desde el bando saharaui denunciaron que marroquíes colonos en la zona destruyeron puertas y ventanas de más de una treintena de casas de los barrios independentistas.

Peticiones democráticas
El caso es que, durante estos años, saharauis contrarios a la ocupación marroquí han manifestado su descontento. Por ejemplo, a finales del 2009 la activista Aminetu Haidar hizo una huelga de hambre en Lanzarote, en las Islas Canarias. Y el pasado noviembre hicieron lo propio unos 20.000 saharauis que se instalaron en el campo de Ag-daym Izik, violentamente desmantelado por las fuerzas del orden marroquíes. Los disturbios de este año tienen la particularidad de coincidir con la ola de revueltas que se vive en el mundo árabe contra gobiernos dictatoriales en pos de una democracia.

El caso del Sahara Occidental tiene, no obstante, matices que lo diferencian de lo que ocurre en el resto del mundo árabe. Por un lado, los saharauis independentistas protestan contra lo que consideran una ocupación marroquí, mientras que, por otro lado, no falta quien levanta la voz contra un FP que puede tener una base legítima de reivindicación, pero que ni remotamente practica la democracia, siempre justificándose en la necesidad de hacer frente con mano firme al enemigo común marroquí. El denominado gobierno saharaui en el exilio está bajo el mando del FP y es presidido por Mohamed Abdelaziz en un régimen de partido único.

Por eso no extraña que para los próximos días se convoquen manifestaciones organizadas por grupos como Juventud Democrática, que pretenden exigir reformas democráticas al FP. Entre estos reclamos se señala la necesidad de reformas en el sistema del poder judicial y la administración del Estado, y la modificación del anacrónico código electoral.

La ola llega a Marruecos
Las reivindicaciones democráticas en el mundo árabe se extienden en el norte de África. Primero fue Túnez, luego Egipto (con la caída de ambos regímenes) y ahora Libia. Paralelamente, se han sucedido protestas en Argelia y Marruecos.

El pasado fin de semana, en la ciudad marroquí de Casablanca, unas 3.000 personas pedían justicia, dignidad y libertad. Otras ciudades como Rabat, Mohamedia, Imzuren y Jemiset también fueron sedes de concentración.

Los marroquíes viven en un régimen bajo una Constitución que habla de monarquía constitucional, pero que en la práctica no se asemeja a monarquías constitucionales como la española o la inglesa. La familia real marroquí es propietaria de las mayores empresas del país, incluidas las del sector financiero, y la libertad de prensa no pasa de ser una quimera.

Los analistas no se atreven a vaticinar si la ola de revueltas que recorre el mundo árabe será verdaderamente intensa en Marruecos. Aunque coincide la mayoría en que el rey Mohamed VI se parece mucho más a Gadafi que a Mubarak, algo que, evidentemente, no permite buenos presagios.

Zona bajo fuego
El conflicto del Sahara Occidental enfrenta a países árabes y occidentales. En el seno de la ONU, Marruecos ha dilatado la realización del referéndum de autodeterminación. Estados Unidos y Francia han sido hasta ahora valedores de la posición marroquí, de forma declarada o encubierta. El rey de Marruecos, Mohamed VI, heredó de su padre, Hassan II, su cercanía a Washington, porque hasta la fecha se había presentado como contención de la expansión del fundamentalismo islamista. Por su parte, el independentista Frente Polisario había contado con el apoyo de regímenes como los de Siria o Cuba.

Las revueltas que claman democracia en el mundo árabe podrían motivar nuevos pasos en la resolución del conflicto.

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