Yolanda Vaccaro entrevista a José Luis Rodríguez Zapatero
Yolanda Vaccaro entrevista a José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno Español, en el Palacio de la Moncloa (Madrid).
Entrevista publicada en El Comercio.
RODRÍGUEZ ZAPATERO ABOGA POR UNA “DEMOCRACIA SOCIAL” PARA LATINOAMÉRICA
YOLANDA VACCARO
Corresponsal EL COMERCIO.
No se incomoda ni siquiera cuando se le pregunta si le molesta que le llamen “Bambi”. “¿Cómo termina Bambi? Bambi se convierte en el Rey de la Selva. Se queda de líder”, responde. Lo hace con una sonrisa de oreja a oreja pero sin pizca de inocencia. El “buen talante” es su emblema. José Luis Rodríguez Zapatero ha inaugurado un nuevo estilo en el Palacio de la Moncloa impregnando algunas de las coyunturas más importantes de la actualidad. Su primera medida fue retirar a las tropas españolas que participaban en la invasión de Iraq, despertando la admiración de buena parte del Globo y, por supuesto, las iras del “amigo estadounidense”. Hasta ahora el presidente de EEUU, George Bush, no le ha devuelto la llamada que le hizo para felicitarle por su reelección algo que, en su línea, Rodríguez Zapatero asegura que no le molesta en absoluto. Tampoco tiene inconvenientes en señalar públicamente su deseo de “cambio profundo” y democratización en Cuba.
El pasado martes el Jefe del Ejecutivo Español concedió la primera entrevista a corresponsales de medios latinoamericanos desde que asumió el poder. El Comercio y otros tres corresponsales, de Colombia, Argentina y Ecuador, fueron los elegidos para esta entrevista conjunta.
Nos recibe en su despacho privado en el Palacio de la Moncloa, una oficina iluminada y austera. Saluda con dos besos en las mejillas. Ojos azules, traje a tono de corte impecable y corbata a juego, delgado, corte de pelo moderno pero sin estridencias. A Rodríguez Zapatero le brillan los ojos cuando resalta el “positivo” avance de gobiernos progresistas en Latinoamérica. Haciendo gestos de decisión con las manos, aboga por una “democracia social” con apoyo de España para paliar las desigualdades y la pobreza en la región que no es la más pobre del mundo pero sí la más desigual. Empezamos hablando de Perú, donde España es el primer país inversor, por delante de EEUU.
¿Seguirá siendo Perú el país que más cooperación española recibe? ¿Cuáles deben ser los sectores preferentes como destino de esa ayuda?
En efecto, Perú está a la cabeza en lo que es la ayuda y la cooperación española. Para el 2005 estaremos hablando de 80 millones de euros entre ayuda directa y créditos y micro créditos. Desde luego, por sectores prioritarios, fundamentalmente en el canje de deuda, la cooperación tiene que estar dedicada a la educación básica. Ese es el gran objetivo que tenemos para el conjunto de Latinoamérica.
¿Por qué aún no se ha desembolsado la mayor parte del dinero comprometido por España en la Mesa de Donantes para Perú celebrada en Madrid en octubre de 2001? (España comprometió 270 millones de dólares entre ayuda no reembolsable y créditos “blandos”)
Hay un problema bastante recurrente con la materialización de los créditos FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo, créditos “blandos”). Lógicamente, en cuanto se cumplimente todo, España está dispuesta a desembolsar lo acordado sobre todo teniendo en cuenta que, en la reciente visita del presidente Alejandro Toledo a España (julio pasado), tomamos una serie de decisiones de ampliación y condonación de deuda con Perú. (Se prorrogó el período para que Perú presente los proyectos correspondientes para el desembolso de 200 millones de euros en créditos FAD, dinero que es parte de lo prometido por España en la Mesa de Donantes).
¿Apoyaría al Gobierno Peruano en una eventual campaña en la comunidad internacional para que Japón extradite al ex presidente Alberto Fujimori y para que responda ante la justicia peruana?
Lo importante es que Fujimori y todos quienes hayan cometido actos deleznables cumplan ante la justicia. En segundo lugar, desde luego, España está dispuesta a colaborar con el Gobierno de Perú en todo aquello que pueda suponer una clarificación en la exigencia de las responsabilidades que en su caso se requiera por parte del anterior presidente.
¿De qué manera la fragilidad democrática en algunos países latinoamericanos afecta a las inversiones españolas?
Para que haya recuperación y estabilidad económica y, lo que es más importante, que ésta vaya acompañada de bienestar social, es determinante la estabilidad institucional, Estado Derecho, seguridad ciudadana y jurídica. Tan importante como la cooperación económica es la cooperación política para la extensión de la democracia. El mensaje es muy claro: Perú, Ecuador, Argentina, Colombia, etc., cuentan con España para estabilizar su sistema institucional y democrático, sabiendo que eso exige esfuerzo económico, mejoras sociales absolutamente imprescindibles.
Su Gobierno acaba de crear un foro de seguimiento sobre las dificultades de las empresas españolas en su inversión en Latinoamérica, formado por Gobierno y empresas. ¿Temen por sus inversiones en Latinoamérica?
El Gobierno Español sigue continuamente la situación de los inversionistas españoles en Latinoamérica para conocer eventuales problemas y para que estas empresas hagan el mayor esfuerzo con los países latinoamericanos de cara a su recuperación económica. Nuestra obligación es apoyar a las empresas españolas y velar para que éstas actúen con la máxima responsabilidad. Queremos incrementar esa inversión porque es bueno para Latinoamérica y para España. La inversión se concentrará donde haya condiciones institucionales y de seguridad jurídica.
Una reciente encuesta del Real Instituto Elcano señala que sólo el 29% de los latinoamericanos piensa que la llegada de inversiones españolas ha sido beneficiosa para su país. Hay una creciente imagen negativa. ¿Qué está fallando?
El problema es que las inversiones españolas se han desarrollado en países y en momentos con condiciones económicas y sociales muy difíciles. Es comprensible que una parte de la ciudadanía se pregunte si eso ha sido positivo o no. Lo que ha fallado en Latinoamérica ha sido el Consenso de Washington, un modelo económico que ha despreciado el bienestar social, que no ha entendido que no hay posibilidad de crecimiento económico estable si a la vez no hay acceso la educación, a la salud, a los elementos básicos de dignidad. Esto es lo que España intenta cambiar en todos los foros internacionales. A eso se le suma la debilidad institucional, problemas en el funcionamiento de los sistemas democráticos. Cuando hay mucha gente en la pobreza y poca esperanza, las instituciones tienen grietas muy profundas, la gente se despega de la democracia.
¿Cómo valora el avance de gobiernos de izquierda o centro izquierda en Latinoamérica?
Precisamente Latinoamérica está votando giro social, y lo está diciendo a sus gobiernos y al mundo. La acción de España en este sentido va a ser decisiva. Tengo un compromiso personal para que los próximos años de Latinoamérica sean los de la democracia social, algo que emerge de la propia ciudadanía con el avance de gobiernos progresistas que se está consolidando.
Hay una importante irrupción comercial de China en Latinoamérica y el ALCA será una realidad tarde o temprano. ¿No temen España y la UE perder terreno en Latinoamérica?
La UE es la pionera en este imparable movimiento de libre comercio y apoya los procesos de integración regional en Latinoamérica para la asociación comercial con la UE. Mercosur, el Pacto Andino y Centroamérica van a tener la puerta abierta de la UE, de eso se va a encargar España. A mí no me preocupa que China también entable un proceso de apertura comercial. La liberalización comercial, con reglas equilibradas, tiene que favorecer a los países en crecimiento, pero con reglas justas. Hemos vivido una década de un “neoliberalismo asimétrico”: se les exige mucho a los países en desarrollo, balanzas fiscales muy sólidas, apertura, liberalización de servicios, y esos mismos países que exigen son los que más ayudas proteccionistas dan e incurren en déficit fiscales importantes.
¿Apoya la firma de un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y la Comunidad Andina de Naciones?
Por supuesto. Pero es fundamental que el Pacto Andino avance rápidamente hacia su propia integración. Los elementos fundamentales para el desarrollo de Latinoamérica son: estabilidad democrática, integración comercial interior, lucha contra la pobreza y perspectiva social del crecimiento. En lo último es donde España puede aportar más en los ámbitos internacionales y por su propia acción directa.
La Cumbre Iberoamericana que se celebra este fin de semana en Costa Rica tiene baja credibilidad entre la población latinoamericana. Esta vez, además, hay un número récord de presidentes que no asisten (Brasil, Chile, Cuba, Ecuador, Perú y Portugal). ¿Sirven estas cumbres para algo más que para una foto?
Sin duda. En esta Cumbre voy a adquirir nuevos compromisos en cooperación, inversiones y créditos. Hay una voz iberoamericana en el mundo que tiene que ganar confianza en sí misma. En esta Cumbre el tema central será la educación como elemento de progreso social básico para Iberoamérica, ámbito en el que España aporta mucho a través de universidades, de la Fundación Carolina (que otorga becas a latinoamericanos) y del canje de deuda por inversión en educación. También se va a hablar de Haití; es la primera vez que hay un compromiso latinoamericano ante el mundo en un proceso de estabilización y de seguridad, algo que Naciones Unidas está siguiendo con mucho interés. En la próxima cumbre, que se celebrará en Salamanca, mi obtetivo es que partiticipe la UE.
Pronto entrará en vigor un gran proceso de regularización de extranjeros “sin papeles” en España. ¿Qué pasará después?. Parece que la llegada de inmigrantes latinoamericanos se restringirá mucho. ¿Se cierra la puerta?
Tengo la convicción de la ciudadanía y los gobiernos de Latinoamérica están muy satisfechos con las decisiones que está tomando el Gobierno de España en materia de inmigración. En muy pocos meses, el Reglamento de la Ley de Extranjería va a devolver la dignidad a las personas, entre ellos muchos latinoamericanos, que están trabajando aquí en la sombra, sin derechos. Esta era una gran reivindicación de muchos gobiernos latinoamericanos. Hemos cumplido. Lo que ha fallado, quizá porque históricamente España no ha sido un país de inmigrantes sino de emigrantes, son los mecanismos para que la gente pueda venir aquí adecuadamente, vinculada a un contrato de trabajo, que es la esencia del proceso de regularización que emprenderemos. Éste es un país abierto que está encantado que está encantado de recibir a Latinoamérica.