Yolanda Vaccaro en Diario El Mundo. El reto de la libertad de prensa en Latinoamérica
El reto de la libertad de prensa en Latinoamérica
22DIC 2009 00:43
La libertad de prensa en Latinoamérica continúa enfrentando serios vaivenes. En líneas generales se percibe un avance pero quedan importantes asignaturas pendientes. La luz roja se enciende sobre todo porque el peligro de involución persiste. Y porque hay países en los que ejercer el periodismo es un reto de alto riesgo. Ese es el resumen del informe sobre libertad de prensa realizado recientemente por el Grupo de Diarios América (GDA), que agrupa a once de los diarios con mayor difusión e influencia en la región. El estudio señala que en las sociedades latinoamericanas gana terreno la conciencia de que la libertad de prensa es un bien común esencial para la democracia. Pero también evidencia que el imaginario colectivo se está acostumbrando peligrosamente a la idea de que hay países en los que la libertad de prensa es poco menos que un animal exótico en vías de extinción. Cuba es el mejor –y peor- ejemplo que están siguiendo países como Venezuela y Argentina.
El estudio divide Latinoamérica en tres áreas respecto del grado de libertad y las garantías con las que se ejerce la libertad de prensa. El primer bloque está formado por aquellos países que presentan un mejor panorama: Chile, Puerto Rico, Uruguay, Perú, El Salvador o Costa Rica. Dentro de este grupo, obviamente, hay diferencias. Los mejores, Chile y Uruguay. En un segundo apartado se encuentran aquellos países cuyas autoridades ponen todo tipo de impedimentos para el ejercicio de la libertad de expresión, desde leyes arbitrarias hasta presiones a los proveedores de papel y a los anunciantes para que no hagan publicidad en medios de comunicación considerados díscolos. Cuba y Venezuela encabezan este grupo. Los acompañan Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina y Brasil. Aquellos países en los que el peligro para ejercer la libertad de prensa no emana necesariamente de las autoridades sino principalmente de grupos mafiosos y delincuenciales integran el tercer bloque. En este segmento se encuentran Colombia y, sobre todo, México, país este último catalogado como «el más peligroso del continente».
El informe, pues, ratifica las ideas generales que se tienen sobre el autoritarismo y el crimen organizado en relación con su implantacón en los países analizados. Pero también añade nociones nuevas. En el extremo positivo se da cuenta de que en Perú se viven tensiones que, este año, se saldaron de forma positiva pues la prensa logró evitar que se aprobaran reformas legales que afectaban negativamente al principio de rectificación. En el otro extremo llama la atención que la imagen positiva internacional que irradia el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva choque con la situación de la libertad de prensa en su país. En Brasil se han producido en el último año 31 casos de censura previa, indemnizaciones exageradas contra medios de comunicación y amenazas de agresiones a periódicos y periodistas por parte de poderosos empresarios.
Sin embargo, en general, poco nuevo bajo el sol. Por lo menos nada nuevo en los años recientes. Así, el informe del GDA da cuenta de que el Gobierno Venezolano, en su carrera de desafiar la lógica democrática, además de cerrar una treintena de medios de comunicación ha llegado a tipificar como delito el que ha llamado como «terrorismo informativo». En Ecuador ya no es noticia, por reiterativa, el hecho de que el presidente Rafael Correa acuse a los medios de comunicación de «corruptos y mediocres». En Argentina, mediante la consabida fórmula de la publicidad estatal y las presiones sobre los distribuidores de papel, se castiga o se premia a los medios de comunicación según aprueben o desaprueben la gestión de la presidenta Cristina Kirchner.
La situación de Colombia y el terrorismo que azota a este país desde hace décadas tampoco es nueva y, por supuesto, afecta la integridad de los hombres de prensa. Tampoco llama ya la atención la lamentable fotografía de México, donde 55 periodistas han sido asesinados desde el año 2000 a manos de grupos de delincuentes ante una impunidad que parece campar a sus anchas.
Esta paleta de contrastes y demasiados colores oscuros va camino de perennizarse y acentuarse con el paso del tiempo, en la lógica simplista que para los analistas ya divide a Latinoamérica en tres bloques: los buenos, los malos y los de en medio. El reto es tener la claridad como para no acostumbrarse a un panorama tan sombrío y no perder la conciencia de que las libertades fundamentales valen lo mismo en Latinoamérica, en África o en Europa.
Yolanda Vaccaro Alexander
Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es Corresponsal en España del Diario El Comercio de Perú y Consultora de Comunicación del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. Participa en programas sobre Latinoamérica en medios de comunicación y universidades. Asimismo imparte conferencias en entidades como el Banco Mundial. Colabora en foros de debate y reflexión en el ámbito de las relaciones internacionales entre los que se encuentra Safe Democracy.